La Reina leonesa y el poder de la mujer

Falleció un 8 de Marzo, precisamente cuando se conmemora el día internacional de la mujer.

Doña Urraca. Cuadro de Carlos Múgica y Pérez en el Congreso de los Diputados
Doña Urraca. Cuadro de Carlos Múgica y Pérez en el Congreso de los Diputados

 

Un 8 de marzo, pero de 1126, fallecía en la localidad palentina de Saldaña una mujer que fue pionera en el poder, siendo reina de León. Una vida no exenta de dificultades y más en una época tan convulsa, como lo fue la Edad Media.

Se trata de Urraca I de León, también conocida como “La Temeraria”, que lejos de ser una reina consorte ejerció su autoridad real, aunque tuvo muchos obstáculos por el camino. Es por ello que estamos ante una figura que enaltece a las mujeres .

Hija de Alfonso VI y Constanza de Borgoña, su camino hacia el trono no fue nada sencilla. Y el hecho de ser mujer no ayudaba en demasía. Mujer batalladora desde su nacimiento, allá cuenta que por el año 1081, siendo la única primogénita de la pareja, para disgusto del Rey.

Apartada de su padre, tuvo una infancia en la que fue tutelada por varios maestros, mientras Alfonso VI, dejaba encinta a una princesa musulmana, cuyo hijo Sancho, fue legitimado para ser el heredero al trono, a pesar de todos aquellos que acusaban al monarca de convivir con una foránea. Algo que no echó para atrás a Urraca, que iba adquiriendo multitud de conocimientos, algunos muy avanzados.

 

En el año 1093 era comprometida con Raimundo de Borgoña, el año en que muere su madre y de ser la heredera al Reino de León pasa a convertirse en condesa consorte de Galicia. Tiene dos hijos, pero sigue con su idea fija de convertirse en reina, y en algunos documentos de aquella época firma como tal.

Ya en el año 1107, fallece su esposo y un año después su hermano Sancho. Y otra vez vuelve a convertirse en la heredera del Reino de León, pese a los intentos de su padre por desposarla otra vez. Cosa que consigue en la figura de Alfonso I de Aragón “El Batallador”. La cláusula de este matrimonio estaba en que cada monarca se quedaba con su trozo de pastel o territorio, pero en el momento que uno de los dos falleciera, el otro se hacía con todo, o el descendiente si lo hubiere, en su caso.

Un matrimonio, que según las crónicas de la época, fue un auténtico caos. Un rey violento y misógino, que incluso llegó a maltratar a Urraca, que incluso la encerró en un castillo cuando conoció su decisión de separarse. Varios años de tramas, reconciliaciones hasta que en 1114 el rey la repudia y el matrimonio se declara nulo en un concilio celebrado en Palencia.

Artículo publicado en el periódico ¨La Razón” el día 8/03/2023