Somos nuestros recuerdos. Más que nuestras vivencias, es la huella que estas dejan en nosotros lo que nos forma como personas. Cada recuerdo es un punto en el retrato puntillista de nuestra personalidad que van pintando nuestros sentidos en el lienzo de nuestra memoria. Recordamos con todos nuestros sentidos: olores, imágenes, sabores y sensaciones táctiles anidan en nuestra mente y nuestro corazón. Y lo mismo ocurre con los sonidos.
Cuando pienso en los recuerdos de mi infancia, me doy cuenta de hasta qué punto están vinculados entre sí sonidos, olores e imágenes, y de cómo me han ido convirtiendo en la persona que soy. Una voz, un acento o un simple chirrido pueden desencadenar, en una fracción de segundo, una sucesión de pensamientos y sensaciones.
Teniendo en cuenta que este año 2020 está dedicado al compositor Ludwig van Beethoven porque se cumplen los 250 años de su nacimiento allá por el año 1770 en Bonn, todas o casi todas las celebraciones que el artista habría recibido, se han quedado empañadas por la pandemia del COVID19.
Los grupos musicales de todo tipo hemos tenido que parar LOS ensayos y cancelar actuaciones. Todo un drama para los que nos gusta y, aunque de forma amateur, le dedicamos un cierto tiempo del que tenemos libre.
Volviendo al tema que nos ocupa, Beethoven es calificado como la cima y el culmen de una disciplina. Wagner dijo de él que ya no quedaba nada por hacer dentro de la música sinfónica. Los que le precedieron no pudieron hacer otra cosa que imitarle o buscar vías alternativas, pero no hallaron ninguna. Quizá por ello tenga muchos más detractores que cualquier otro compositor.
Quien le introdujo dentro de la música, fue su padre, un maestro de capilla que tenía su puesto heredado, también, de su padre.
En su niñez, aprendió a tocar varios instrumentos, aunque no destacó en ninguno hasta llegar a su juventud. Marcho a Viena en 1782 y estudió con dos maestros importantes Haydn y Salieri. En muy poco tiempo impresionó al público y surgieron sus primeros mecenazgos.
Sobre el año 1800 cuando contaba solamente treinta años, comenzó de forma gradual su sordera que le hizo mantener un aislamiento social ante el miedo a que su carrera quedara truncada. Es decir que no era un sordo amargado, sino un sordo aterrado.
Dentro de su extensa obra hay muchas composiciones que no se pueden pasar por alto, pero nos vamos a quedar con una de las más laboriosa y que estuvo toda su vida deseando hacer, un canto a la alegría, la sinfonía N.º IX y en especial, su cuarto movimiento, en la que aparece su famosísima “Oda a la alegría”.
En 1955, el paneuropeísta Coudenhove-Kalergi estableció lo que serían los compases para la nueva Europa que estaba surgiendo, haciéndola oficial en 1972 por parte del Consejo de Europa y en 1985 por las Comunidades Europeas y que hoy es el himno oficial de nuestra Europa.
Es una adaptación del poema “Oda a la alegría”, de Friedich Schiller (1785)
O Freunde, nicht diese Töne! ¡Oh amigos, abandonad esos cánticos! Sondern laßt uns angenehmere anstimmen, Entonemos canciones más agradables und freudenvollere. y llenas de alegría Freude! Freude! ¡Alegría, alegría!
Freude, schöner Götterfunken Alegría, hermosa chispa divina, Tochter aus Elysium, hija del Elíseo Wir betreten feuertrunken, Entramos borrachos de fuego Himmlische, dein Heiligtum. en tu templo celestial. Deine Zauber binden wieder, Tu magia reunirá Was die Mode streng geteilt; lo que el pasado dividió; Alle Menschen werden Brüder, y todos los hombres serán hermanos, Wo dein sanfter Flügel weilt. y todos los hombres serán hermano
Wem der große Wurf gelungen, Quien haya conocido la gran fortuna Eines Freundes Freund zu sein, de ser el amigo de un amigo, Wer ein holdes Weib errungen, quien haya conquistado el corazón sincero de una mujer, Mische seinen Jubel ein! ¡que una su júbilo al nuestro! Ja, wer auch nur eine Seele ¡Sí, que venga todo aquel que en el mundo Sein nennt auf dem Erdenrund! pueda llamar suya siquiera una sola alma! Und wer´s nie gekonnt, der stehle Y quien no pueda hacerlo Weinend sich aus diesem Bund! ¡que se aleje llorando de nosotros!
Freude trinken alle Wesen Todas las criaturas beben la alegría An den Brüsten der Natur, de los pechos de la Naturaleza. Alle Guten, alle Bösen Tanto los buenos como los perversos Folgen ihrer Rosenspur. siguen su camino de rosas
Küsse gab sie uns und Reben, Ella nos dio los besos y el fruto de la vid Einen Freund, geprüft im Tod. y un amigo fiel hasta la muerte. Wollust ward dem Wurm gegeben, ¡Hasta a los gusanos les concedió el placer carnal Und der Cherub steht vor Gott. y a los angelitos permanecer junto a Dios!
Froh, wie seine Sonnen fliegen Alegres, como soles que surcan Durch des Himmels prächt’gen Plan, la bóveda celestial Laufet, Brüder, eure Bahn, corred, hermanos, seguid vuestro camino Freudig wie ein Held zum Siegen. alegres como héroes victoriosos.
Seid umschlungen, Millionen! ¡Abrazaos, multitudes! Diesen Kuss der ganzen Welt! ¡Dadle un beso al mundo entero! Brüder! Über’m Sternenzelt ¡Oh hermanos! Más allá del firmamento Muss ein lieber Vater wohnen. tiene que vivir un Padre que nos ama.
Ihr stürzt nieder, Millionen? ¿Os postraréis, multitudes? Ahnest du den Schöpfer, Welt? ¿Reconoces, oh Mundo, a tu Creador? Such ihn überm Sternenzelt! ¿Reconoces, oh Mundo, a tu Creador? Über Sternen muss er wohnen. Sobre las estrellas tiene que vivir.
Beethoven fue incapaz de dirigir su obra en la primera interpretación que además sería la única durante su vida. En su lugar lo hizo un maestro de capilla llamado Michael Umlauf.
Esta obra cinematográfica, es un drama de época, una biografía sobre el compositor. Anna Holtz, de 23 años, es una aspirante a compositora con medios limitados para tratar de encontrar inspiración y prosperar en la capital mundial de la música, Viena.
Anna, que estudió en el Conservatorio, logró tener la oportunidad de trabajar junto al mejor y más voluble artista vivo: Ludwig van Beethoven. Cuando, inesperadamente, el escéptico Beethoven la puso a prueba, Anna demuestra su especial talento y valor para la música.
El maestro decide aceptarla como copista, lo que inicia una relación única que cambiará la vida de ambos.
Su título es “Copying Beethoven» y es del 2006. Quien interpreta a Beethoven es un genio de la interpretación, Ed Harris, poniéndose en el papel de uno de los más grandes genios que ha dado la música. Vemos que el guion no contempla el detalle de la dirección, es una forma de presentarla al público, diferente, puesto que en estas escenas aparece Beethoven como la persona que dirige la obra.
Como resumen, diremos que Beethoven es la personificación del artista en su máximo sentido de la palabra. Aun así, quedando sordo, irónicamente… en su punto de decadencia humana, pudo haber compuesto esta sinfonía que refleja una conversión de sí mismo. Porque cuando el ser humano está roto, es cuando su arte es más bello
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