Somos nuestros recuerdos. Más que nuestras vivencias, es la huella que estas dejan en nosotros lo que nos forma como personas. Cada recuerdo es un punto en el retrato puntillista de nuestra personalidad que van pintando nuestros sentidos en el lienzo de nuestra memoria. Recordamos con todos nuestros sentidos: olores, imágenes, sabores y sensaciones táctiles anidan en nuestra mente y nuestro corazón. Y lo mismo ocurre con los sonidos.
Cuando pienso en los recuerdos de mi infancia, me doy cuenta de hasta qué punto están vinculados entre sí sonidos, olores e imágenes, y de cómo me han ido convirtiendo en la persona que soy. Una voz, un acento o un simple chirrido pueden desencadenar, en una fracción de segundo, una sucesión de pensamientos y sensaciones.
Cecilia o Caecilia había sido una joven virgen de noble familia romana, que fue dada como esposa para un pagano de nombre Valerio o Valeriano. Tras el matrimonio, ella se resistió a entregarle su castidad argumentando que la había ofrecido al Dios de los cristianos, y que un ángel resguardaba el cumplimiento de este sacrificio, pudiendo ser peligroso para él violar esta restricción. Intrigado, el marido exigió ver al ángel prometiendo que respetaría su petición. Ella accedió pero advirtiéndole que sólo podría suceder si tomaba primero el bautismo y aceptaba al Dios cristiano, y así concertó un encuentro con el Papa Urbano I (222 a 230 después de Cristo). El pontífice bautizó a Valeriano y a su hermano Tiburcio, quien lo acompañaba decidiendo entregarse espontáneamente a la fe de Cristo. La reunión habría tenido lugar en la tercera piedra miliarium de la Via Appia.
La noticia de la conversión de ambos hermanos y de sus obras cristianas llegó a oídos del Prefecto Turcio Almaquio, condenándolos a muerte y encargando la ejecución a su funcionario de confianza llamado Máximo. Él partió a cumplir el castigo contra ambos hombres pero, contra todo lo esperable, quedó tan sorprendido por la fe de los conversos que decidió también tomar el bautismo y entregarse a Cristo. Esto enfureció al Prefecto y envió a ejecutar tanto a su funcionario como a los hermanos, siendo martirizados los tres en el Pago Triopius. Según las «Actas de Santa Cecilia», la joven viuda sepultó en una tumba cristiana a los ejecutados, identificándola con una efigie del ave fénix (símbolo del renacimiento, vida eterna), antes de comenzar a ser acechada por las mismas autoridades romanas.
Finalmente, la propia Cecilia fue capturada, poco después, para ser ejecutada. Es aquí donde comienzan a aparecer los prodigios sobrenaturales de la muchacha.
Teniendo en cuenta que este año 2020 está dedicado al compositor Ludwig van Beethoven porque se cumplen los 250 años de su nacimiento allá por el año 1770 en Bonn, todas o casi todas las celebraciones que el artista habría recibido, se han quedado empañadas por la pandemia del COVID19.
Los grupos musicales de todo tipo hemos tenido que parar LOS ensayos y cancelar actuaciones. Todo un drama para los que nos gusta y, aunque de forma amateur, le dedicamos un cierto tiempo del que tenemos libre.
Volviendo al tema que nos ocupa, Beethoven es calificado como la cima y el culmen de una disciplina. Wagner dijo de él que ya no quedaba nada por hacer dentro de la música sinfónica. Los que le precedieron no pudieron hacer otra cosa que imitarle o buscar vías alternativas, pero no hallaron ninguna. Quizá por ello tenga muchos más detractores que cualquier otro compositor.
Quien le introdujo dentro de la música, fue su padre, un maestro de capilla que tenía su puesto heredado, también, de su padre.
En su niñez, aprendió a tocar varios instrumentos, aunque no destacó en ninguno hasta llegar a su juventud. Marcho a Viena en 1782 y estudió con dos maestros importantes Haydn y Salieri. En muy poco tiempo impresionó al público y surgieron sus primeros mecenazgos.
Sobre el año 1800 cuando contaba solamente treinta años, comenzó de forma gradual su sordera que le hizo mantener un aislamiento social ante el miedo a que su carrera quedara truncada. Es decir que no era un sordo amargado, sino un sordo aterrado.
Dentro de su extensa obra hay muchas composiciones que no se pueden pasar por alto, pero nos vamos a quedar con una de las más laboriosa y que estuvo toda su vida deseando hacer, un canto a la alegría, la sinfonía N.º IX y en especial, su cuarto movimiento, en la que aparece su famosísima “Oda a la alegría”.
En 1955, el paneuropeísta Coudenhove-Kalergi estableció lo que serían los compases para la nueva Europa que estaba surgiendo, haciéndola oficial en 1972 por parte del Consejo de Europa y en 1985 por las Comunidades Europeas y que hoy es el himno oficial de nuestra Europa.
Es una adaptación del poema “Oda a la alegría”, de Friedich Schiller (1785)
O Freunde, nicht diese Töne! ¡Oh amigos, abandonad esos cánticos! Sondern laßt uns angenehmere anstimmen, Entonemos canciones más agradables und freudenvollere. y llenas de alegría Freude! Freude! ¡Alegría, alegría!
Freude, schöner Götterfunken Alegría, hermosa chispa divina, Tochter aus Elysium, hija del Elíseo Wir betreten feuertrunken, Entramos borrachos de fuego Himmlische, dein Heiligtum. en tu templo celestial. Deine Zauber binden wieder, Tu magia reunirá Was die Mode streng geteilt; lo que el pasado dividió; Alle Menschen werden Brüder, y todos los hombres serán hermanos, Wo dein sanfter Flügel weilt. y todos los hombres serán hermano
Wem der große Wurf gelungen, Quien haya conocido la gran fortuna Eines Freundes Freund zu sein, de ser el amigo de un amigo, Wer ein holdes Weib errungen, quien haya conquistado el corazón sincero de una mujer, Mische seinen Jubel ein! ¡que una su júbilo al nuestro! Ja, wer auch nur eine Seele ¡Sí, que venga todo aquel que en el mundo Sein nennt auf dem Erdenrund! pueda llamar suya siquiera una sola alma! Und wer´s nie gekonnt, der stehle Y quien no pueda hacerlo Weinend sich aus diesem Bund! ¡que se aleje llorando de nosotros!
Freude trinken alle Wesen Todas las criaturas beben la alegría An den Brüsten der Natur, de los pechos de la Naturaleza. Alle Guten, alle Bösen Tanto los buenos como los perversos Folgen ihrer Rosenspur. siguen su camino de rosas
Küsse gab sie uns und Reben, Ella nos dio los besos y el fruto de la vid Einen Freund, geprüft im Tod. y un amigo fiel hasta la muerte. Wollust ward dem Wurm gegeben, ¡Hasta a los gusanos les concedió el placer carnal Und der Cherub steht vor Gott. y a los angelitos permanecer junto a Dios!
Froh, wie seine Sonnen fliegen Alegres, como soles que surcan Durch des Himmels prächt’gen Plan, la bóveda celestial Laufet, Brüder, eure Bahn, corred, hermanos, seguid vuestro camino Freudig wie ein Held zum Siegen. alegres como héroes victoriosos.
Seid umschlungen, Millionen! ¡Abrazaos, multitudes! Diesen Kuss der ganzen Welt! ¡Dadle un beso al mundo entero! Brüder! Über’m Sternenzelt ¡Oh hermanos! Más allá del firmamento Muss ein lieber Vater wohnen. tiene que vivir un Padre que nos ama.
Ihr stürzt nieder, Millionen? ¿Os postraréis, multitudes? Ahnest du den Schöpfer, Welt? ¿Reconoces, oh Mundo, a tu Creador? Such ihn überm Sternenzelt! ¿Reconoces, oh Mundo, a tu Creador? Über Sternen muss er wohnen. Sobre las estrellas tiene que vivir.
Beethoven fue incapaz de dirigir su obra en la primera interpretación que además sería la única durante su vida. En su lugar lo hizo un maestro de capilla llamado Michael Umlauf.
Esta obra cinematográfica, es un drama de época, una biografía sobre el compositor. Anna Holtz, de 23 años, es una aspirante a compositora con medios limitados para tratar de encontrar inspiración y prosperar en la capital mundial de la música, Viena.
Anna, que estudió en el Conservatorio, logró tener la oportunidad de trabajar junto al mejor y más voluble artista vivo: Ludwig van Beethoven. Cuando, inesperadamente, el escéptico Beethoven la puso a prueba, Anna demuestra su especial talento y valor para la música.
El maestro decide aceptarla como copista, lo que inicia una relación única que cambiará la vida de ambos.
Su título es “Copying Beethoven» y es del 2006. Quien interpreta a Beethoven es un genio de la interpretación, Ed Harris, poniéndose en el papel de uno de los más grandes genios que ha dado la música. Vemos que el guion no contempla el detalle de la dirección, es una forma de presentarla al público, diferente, puesto que en estas escenas aparece Beethoven como la persona que dirige la obra.
Como resumen, diremos que Beethoven es la personificación del artista en su máximo sentido de la palabra. Aun así, quedando sordo, irónicamente… en su punto de decadencia humana, pudo haber compuesto esta sinfonía que refleja una conversión de sí mismo. Porque cuando el ser humano está roto, es cuando su arte es más bello
Cuando escuché por vez primera el Himno Legionario del Novio de la muerte, tan solemne, tan emotivo, me comprometí conocer su historia, más la memoria tantas veces olvidadiza, hizo que el tiempo pasara sin más. Ahora me dispongo a emprender este viaje, viaje al que estáis invitados todos vosotros, compañeros del Orfeón, amantes de la música.
Caminaremos libres de equipaje, sólo la voz de los acontecimientos serán nuestro único guía en este relato, para unos, vestido de cierta leyenda, según otros una historia real.
Nuestro destino “El Novio de la Muerte”, Baltasar Queija de la Vega, uno de los ocho hijos de Baltasar y Teresa. Nació un 26 de marzo de 1900 en Minas de Riotinto (Huelva), cuando los gritos de dolor estaban vivos en el recuerdo y en el corazón, provocados por las medidas de prepotencia, opresión y persecución que la compañía minera Británica “Hugh Matheson” había impuesto contra el movimiento obrero de Minas de Riotinto.
Nada se sabe de su niñez, pero si conocemos que, con 20 años, la necesidad de labrarse un futuro más esperanzador para compartirlo con su novia, o tal vez, el deseo de poder contemplar las estrellas en las noches serenas de luna llena y admirar bellos amaneceres, lejos de tantas emanaciones sulfurosas, como así denunciara en el año 1920 Concha Espina en su libro “El metal de los muertos” impulsaron a que Baltasar, emulando a Tartesos, Fenicios, Romanos, sus antepasados, decidiera partir rumbo a lo desconocido y emprender una nueva vida en la ciudad de la eterna primavera, Santa Cruz de Tenerife como camarero.
La actitud hostil de la población rifeña ante la presencia española en Marruecos, fue siempre una constante, produciéndose violentos enfrentamientos. La sociedad española, conocedora de tal actitud, siempre censuró al gobierno, no sólo por su alto coste económico, sino también el embarque de tropas españolas a Marruecos.
Millán-Astray, comandante de infantería, curtido en antas batallas, a pesar de su juventud, venía observando con gran inquietud y preocupación el alto índice de bajas en los reclutas españoles destinados a Marruecos. Por tal motivo se dirigió a sus superiores, aconsejándoles de la necesidad e importancia de crear una unidad adiestrada, especial y sobre todo profesional, tomando como referencia, como modelo “La Legión Extranjera Francesa”.
Meses más tarde, mediante el Real Decreto de enero de 1920, se autorizó a Millán (con anterioridad, ya se habían tenido contactos con la Legión Francesa) la creación del “Tercio de Extranjeros”, que luego pasaría a llamarse “La Legión Española”. Siendo el primer alistado español, el ceutí de 30 años Marcelo Villeval Gaitán.
Los que sufren, los desgraciados, los perseguidos, todos, todos serán acogidos bajo el amparo de la bandera legionaria.
Baltasar, ya en Santa Cruz de Tenerife, paseaba acompañado con sus preocupaciones, sus sueños, sus añoranzas y quiso «¡la casualidad!”, o tal vez, las diosas “Moiras” Cloto, Láquesis, Átropos, que tejiendo los hilos del “destino”, hicieron que se topase con un pasquín de colores ocre, azul y negro, donde aparecía el perfil de un combatiente en cuyo rótulo se decía: “¡Alistaos en el tercio de extranjeros!. Comida sana y abundante, excelente vestuario”. Dos y más veces leyó el pasquín. Su imaginación voló lejos, muy lejos.
Pensativo, un tanto receloso, se preguntaba si esta llamada del cartel pudiera ser la
respuesta a sus necesidades, a sus aspiraciones, no deseaba que su vida llegara
a ser como una piedra en el camino, perdida, olvidada.
El 9 de octubre de 1920, firmó su compromiso con la legión por cinco años, siendo
las primas de enganche los dos primeros años 4,50 pesetas diarias,
tercero y cuarto año 5,25 pesetas y el quinto 5,85 pesetas,
más 700 pesetas que se abonarían a lo largo de los cinco años.
Un nuevo e incierto escenario se presentaba ante Baltasar.
Con su petate lleno de ilusiones, recibó el pasaporte y lista de embarque y como viático, previsión para comer 2,50 pts. diarias por plaza y día de viaje, hasta a Algeciras donde embarcaría rumbo hacia Ceuta, ingresando, junto con otros compañeros, en la Compañía de Deposito (provisional), que será su nueva casa. Fueron recibidos por el mismísimo Millán-Astray, recordándoles que tenían libertad para elegir quedarse o regresar de nuevo, que en la Legión siempre se les reconocería su valor y su honor.
Los acontecimientos se fueron sucediendo con gran rapidez.
Sus uniformes, serían, en principio, restos sobrantes de otros cuerpos y llevaban como distintivo, en el cuello de sus guerreras, unas cintas con los colores nacionales.
Tras un corto y muy duro periodo de instrucción, se constituyeron, octubre de 1920, las tres primeras banderas, reuniéndose en el campo de Tarajal, que será testigo de la jura de la Bandera Nacional ante el Regimiento de Ceuta N.º 60.
En Dar Riffien se les entregaría los nuevos uniformes que prometía el cartel de captación: Guerrera de cuello; pantalon breeche ceñido con vendas verdes, en color caqui verdoso; gorro isabelino; borceguies de cuero; macuto, bolsa de costado, correaje y sandalias.
Poco después la sexta compañía de Ametralladoras de la Segunda Bandera, que ya representaba para Baltasar su emblema y su orgullo, abandonaba el Tarajal con todos sus efectivos para dirigirse al Zoco de Arbaa (Tetuán) y Xeruta, muy próximo a Beni Hassan, dispuestos a entrar en combate si así fuera necesario. Una vez en su nuevo destino, efectuarán salidas, para dar protección a los convoyes de la zona, bien efectuando reconocimientos, bien vigilando las vías de comunicación.
Al amanecer, en una jornada muy habitual, rutinaria, nuestro protagonista, junto con otros compañeros, partieron del destacamento en busca de agua en algún acuífero cercano.
Ya de retirada, cuando el día se había rendido a la noche, que lentamente, como una sombra, había desplegado sus redes. Cuando el cansancio se reflejaba en sus rostros después de una larga jornada, cuando nada hacía presagiar novedad alguna, de repente, en una emboscada, fueron atacados por un grupo de rifeños, cuyo objetivo, parece ser, era el de apropiarse de sus armas.
Por fin, su deseo se iba a cumplir, entraría en combate. Lucharon con valentía y efectividad. Eran las 23,30 del día 7 de enero de 1921. Sonaron siete disparos, siete. Las heridas del cabo Baltasar fueron de muerte.
Refieren sus compañeros, que Baltasar les había comunicado la triste noticia de la muerte de su novia, que estaba desconsolado y abatido, que esperaba con ansiedad entrar en combate y que la primera bala fuera para él y así partir junto a su amada.
¿Premonición?,¿Destino?…
Poco después encontraron en uno de los bolsillos de su camisa unos versos “LOS VERSOS DEL MISTERIO”, “LOS VERSOS DE
LA DUDA”. El poema decía:
Somos los extranjeros legionarios.
el tercio de hombres voluntarios
que por España vienen a luchar.
Nuestro lema es morir o vencer,
con la fría convicción del deber
y la firme virtud militar.
El legionario trovador, el legionario poeta, el primero de una larga y extensa
lista de compañeros caídos, se había ido a la morada de los muertos a vivir
junto a su amada.
La vida, su corta vida se portó muy mal con Baltasar, fue cruel e ingrata, era un niño, nos dejó cuando aún conservaba la mirada limpia, cuando las puertas de la vida comenzaban a abrirse a la esperanza, a la ilusión. Su muerte, en cambio le otorgará mas reconocimiento.
Fue enterrado con la mayor solemnidad. Pronto, pronto, regresará para quedarse con nosotros.
Estos hechos son conocidos por Fidel prado, prestigioso autor de letras de “Cuplés” que, inspirándose en los versos de Baltasar, creó una composición poética, muy emotiva, e ilusionado, se la envió a su amigo y compositor de “Varietés”, Juan Costa Casals, para que pusiera música a su querido poema.
Y una vez más el destino de Baltasar toma nuevos rumbos, nuevos caminos, nuevos escenarios.
Julio de 1921, Mercedes Fernández González, de nombre artístico “Lola Montes” y que recientemente, se había pasado al espectáculo de “Cuplés”, abandonado su carrera como Tiple cómica de la zarzuela, se encontró por casualidad con Fidel Prado en la calle Montera de Madrid.
Este invita a Lola para que le acompañe y juntos se van a los estudios de maestro Modesto Romero, en la Calle Luchana N.º 10, para escuchar el resultado de la tan esperada composición.
Esta primera audición fue de auténtico júbilo, alegría y fiesta. Tanto fue así que Lola se comprometió ya a incluirlo en su próxima actuación.
Había “NACIDO” el cuplé del “NOVIO DE LA MUERTE”. Sus primeras estrofas relatan:
Nadie en el tercio sabía
quien era aquel legionario,
tan audaz y temerario
que en la legión se alisto.
Nadie sabía su historia
más la legión suponía,
que un gran dolor le mordía
como un lobo el corazón…
20 de Julio de 1921
El tic-tac de las manecillas del tiempo, se paró. El telón del teatro Vital de Málaga se levantaba para recibir a la gran tonadillera del barrio madrileño de Lavapiés, Lola Montes. Todo transcurrió como un sueño. Los aplausos y vítores no cesaron durante toda su actuación. Su elegancia, simpatía, su voz y una cautivadora música fascinaron a un público entregado.
Era el “BAUTISMO” del Novio de la muerte, un charlestón para ser cantado en cabarets, cafés con pequeñas orquestas…
Entre las muchas autoridades, civiles, militares, se encontraba la duquesa de la Victoria, Dña. María Eladia Fernández Espartero y Blanco, sobrina del general Espartero, que dirigía los hospitales de la Cruz Roja en Marruecos, y emocionada, se acercó a la artista, pidiéndole que actuara los días 30 y 31 de Julio en el Teatro Kursaal de Melilla, para elevar el ánimo, el espíritu militar de las tropas españolas y que la población melillense recobrara la alegría y la esperanza.
Días atrás el Protectorado Español con su general Silvestre al mando, había sufrido la mayor humillación, la mayor derrota, El desastre de Annual, más de diez mil combatientes muertos, soldados perdidos, sin rumbo… por las tribus rifeñas dirigidas por Abd – El Kriam, antiguo funcionario de la administración central de asuntos indígenas en Melilla.
La tonadillera se presentó en el Teatro Kursaal de Melilla vestida de enfermera. Los aplausos fueron unánimes, constantes. Los vítores de agradecimiento y reconocimiento a la Legión no cesaron.Una, y hasta tres veces fue cantado el emotivo cuplé.
El novio de la muerte había recibido con gran audiencia su “CONFIRMACIÓN”.
Millan-Astray, presente en dicha actuación, quedó sorprendido por la sugerente música y letra del recién estrenado cuplé y supo que su mensaje estaba en sintonía con lo que él quería que fuese La legión y pidió que su ritmo fuese adaptado para marcha militar (162 pasos por minuto) y ser entonada en actos solemnes.
La música, único idioma universal, aligera el camino, fortalece el alma y da valor para entrar en combate
En julio de 1952 el director de Música de la banda del Tercio, Emilio Ángel García Ruiz, adapta la música del Novio de la Muerte a ritmo procesional para los desfiles de Semana Santa, primero en Ceuta y posteriormente en Málaga Considera que un ritmo más lento, fúnebre, solemne, es más apropiado para honrar y venerar a los caídos en batalla.
Dos himnos, se complementan, viven juntos, se quieren, el Oficial (La canción del Legionario) creado en 1920 por el maestro Modesto Romero, letrista y el del comandante Emilio Guillen Podemonti, músico, compuesto para la lucha, para el combate, para la guerra, para morir con honor, el Oficioso (El novio de la muerte) es el himno para recordar, para honrar a los muertos, a los muertos en batalla.
Compañeros, estamos en la última estación. Nuestro viaje ha finalizado. Espero y deseo que no haya resultado muy cansado.
«Es Jueves Santo. Tarde triste, de oración.
La Legión en procesión
lleva en andas a su Cristo
“Cristo de la Buena Muerte”,
su patrono y protector.
Desfila lentamente,
marcando el ritmo con señorío emocionado.
Sus voces desgarradas, van cantando:Por ir a tu lado a verte,
mi más leal compañera,
me hice novio de la muerte.
La estreché con lazo fuerte
Y su amor, fue mi bandera.»
MIGUEL MAROTO
(Orfeonista)
Bibliografía:
Ballemida y García de Zamarra, Miguel – La Legión 1920-1927
Casoña, Francisco – El Cancionera
Costa Casals, Juan – Compositor de Varietés
De Arce, Juan Carlos – Historia de la Legión Española
Espina, Concha – El Metal de los Muertos
La Legión, Cancionero ABC publicado el 19 de Marzo de 2014
Mecía Serrano. Antonio – Del cuplé al himno pasando por la legión
Millan-Astray, Francisco – La Legión Española
Millan-Astray, Francisco – La Legión… Al Tercio
Pedro Luque, Fidel – Letrista de cuplés
Ruiz Vidondo, Jose María – El desastre de Annual
Togores, Luis Eugenio – Historia de la Legión Española
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