FELIZ DÍA DE SANTA CECILIA

Cecilia o Caecilia había sido una joven virgen de noble familia romana, que fue dada como esposa para un pagano de nombre Valerio o Valeriano. Tras el matrimonio, ella se resistió a entregarle su castidad argumentando que la había ofrecido al Dios de los cristianos, y que un ángel resguardaba el cumplimiento de este sacrificio, pudiendo ser peligroso para él violar esta restricción. Intrigado, el marido exigió ver al ángel prometiendo que respetaría su petición. Ella accedió pero advirtiéndole que sólo podría suceder si tomaba primero el bautismo y aceptaba al Dios cristiano, y así concertó un encuentro con el Papa Urbano I (222 a 230 después de Cristo). El pontífice bautizó a Valeriano y a su hermano Tiburcio, quien lo acompañaba decidiendo entregarse espontáneamente a la fe de Cristo. La reunión habría tenido lugar en la tercera piedra miliarium de la Via Appia.

La noticia de la conversión de ambos hermanos y de sus obras cristianas llegó a oídos del Prefecto Turcio Almaquio, condenándolos a muerte y encargando la ejecución a su funcionario de confianza llamado Máximo. Él partió a cumplir el castigo contra ambos hombres pero, contra todo lo esperable, quedó tan sorprendido por la fe de los conversos que decidió también tomar el bautismo y entregarse a Cristo. Esto enfureció al Prefecto y envió a ejecutar tanto a su funcionario como a los hermanos, siendo martirizados los tres en el Pago Triopius. Según las “Actas de Santa Cecilia”, la joven viuda sepultó en una tumba cristiana a los ejecutados, identificándola con una efigie del ave fénix (símbolo del renacimiento, vida eterna), antes de comenzar a ser acechada por las mismas autoridades romanas.

Finalmente, la propia Cecilia fue capturada, poco después, para ser ejecutada. Es aquí donde comienzan a aparecer los prodigios sobrenaturales de la muchacha.

Se intentó darle muerte ahogándola con vapores y humo en las termas de su propia casa, pero no surtió efectos: en lugar de toser y desmayar, Cecilia comenzó a recitar los Salmos. A continuación, fue metida en agua hirviente, pero nuevamente sobrevivió frustrando a sus verdugos. Ya sin más ideas para asesinarla, el Prefecto ordenó que fuera decapitada con una espada, pero luego de tres intentos el ejecutor no logró arrancarle la cabeza y, por el contrario, Cecilia sobrevivió con la herida sangrante en su cuello, causando el pavor de sus ejecutores que escaparon al ver la impresionante escena.

Urbano I llegó poco después a la casa a confirmar la tragedia y, según la leyenda, Santa Cecilia permaneció agónica por otros tres días a pesar de su mortal herida, haciendo dar asistencia y limosnas a los necesitados durante sus últimos alientos de vida y solicitando al pontífice que, cuando muriese por fin, su casa fuera convertida en un templo.

Cuando falleció, ya sin poder hablar y haciendo la señal de la Trinidad en sus manos, habría sido el propio Urbano I quien hizo enterrarla en las Catacumbas de Calixto I, donde eran sepultados papas, obispos y confesores del cristianismo.

CULTO POR LA SANTA

Se tienen antecedentes del culto a Cecilia ya en los siglos IV y V, aunque no se cuenta con datos duros como de cuál de todas las persecuciones fue víctima. Provienen de aquellas centurias las mencionadas “Actas de Santa Cecilia”, principal fuente sobre su historia, como vimos. Hasta entonces no existen alusiones a la santa en textos religiosos, pero poco después, en el Concilio de Roma del año 499 dirigido por el Papa Simmaco, aparece entre los firmantes del encuentro un templo con el nombre de la mártir y referenciado como Titulus Sanctae Caeciliae, correspondiendo a la primitiva iglesia que fue reemplazada por la actual Basílica de Santa Cecilia de Trastevere.

Su día en el santoral ha sido tradicionalmente el 22 de noviembre, según se cree por ser la fecha que eligió y extendió la basílica. Esta iglesia fue levantada en el lugar donde existía una residencia particular en el siglo V, presumiéndose que podría haber sido la casa de Cecilia en Roma. Mas, no ha pasado inadvertida la cercanía de este templo con uno romano dedicado a Buona Dea, la diosa romana de la Restituta (recuperación de la salud) a la que se adjudicaba en el pasado la capacidad de curar la ceguera, limitación que se conocía en latín como caecitas, cuyo parecido al nombre original de Cecilia, es decir Caecilia, no parece coincidencia según algunos investigadores.

IGLESIA DE SANTA CECILIA EN EL TRASTÉVERE. ROMA

Emplazada en el barrio romano del Trastevere, la iglesia de Santa Cecilia fue probablemente fundada en el siglo V por el papa Urbano I, y dedicada a la mártir romana Cecilia. La tradición sostiene que la iglesia fue construida sobre la casa de la santa. El baptisterio de esta iglesia, así como los restos de una casa imperial romana, fueron encontrados durante unas excavaciones realizadas en la Capilla de las Reliquias.

Entre los trabajos más notables está el altar de Santa Cecilia (1600), del escultor post-renacentista Stefano Maderno. Según se cuenta, esta escultura fue modelada ante el cuerpo de la santa, cuando se abrió su tumba en 1595. La estatua evidencia la decapitación, lo que ayuda a la identificación de la santa. Además, demuestra la incorruptibilidad de su cuerpo (atributo de los santos), el cual, milagrosamente, se dice, que aún conserva sangre después de siglos.

Se puede observar el corte en el cuello en esta imagen

La estatua podría ser concebida como proto-barroca, ya que representa un momento o una persona no idealizada, sino que muestra una escena teatralizada, una representación naturalista de una muerte, o de un santo moribundo. Esto es un acierto, ya que precede en varias décadas a las esculturas similares del alto-barroco de Gian Lorenzo Bernini (por ejemplo, su Beata Ludovica Albertoni) y de Melchiorre Cafà (Santa Rosa de Lima).

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.